domingo, 18 de diciembre de 2016

Mírame muy adentro

Y, ¿qué me dirías si te dijera que aquél hombre de las piedras ha existido?

Sí, exacto. Aunque su modo de relacionarse fuese extraño, por no decir inexistente, la vinculación que te ataba a él estaba ahí, y mientras me agarraba de los dedos de las manos y me tiraba, me seguía susurrando "piedras, piedras, piedras". ¿Para qué quería mis manos? Mi mente estuvo ocupada durante una buena temporada, intentando comprender cómo veía el mundo, cómo sentía y sobretodo, cómo interpretaba las cosas.

Y es que, últimamente, debido a ciertos aspectos de mi vida, he estado conociendo a una gran variedad de personas, personas inusuales y curiosas. Sinceramente, me tocan el corazón, y giran mi mente; vuelcan mi mundo y todo tipo de perspectivas e interpretaciones que pueda tener acerca de la realidad que se me plantea. 

Cada Miércoles, vuelvo a casa pensando, ¿por qué actuamos como lo hacemos? ¿Qué sentido tiene comportarnos como lo hacemos, ser personas adultas con responsabilidades, y pasar más de media vida haciendo cosas que en realidad no quieres hacer? Hay personas, y es lo que más me fascina, que viven en historias preciosas, en sus realidades mentales. Por supuesto, todos podemos tener problemas, pero, ¿son problemas si en realidad eres felíz? 

La sociedad nos tiene tan marcados, tan atados. Lo peor es que nos creemos personas de mente abierta, personas que reflexionan acerca de cada posibilidad, que comprenden todos los puntos de la sociedad. ¿Y sí intentásemos salir de nuestros esquemas? No, no me refiero a hacer algo inusual, sino algo que no se te hubiera ocurrido jamás, algo raro, algo extraño. ¿Vemos lo que en realidad queremos ver?

Siempre he creído que lo inusual nos mueve, y que a lo que llamamos vida, no es vivir.

No es vivir.